En el estudio de los antecedentes
de lo que hoy denominamos sistema educativo resulta imprescindible acudir a la
edad moderna y a los inicios de la contemporánea. A partir de los cambios
acontecidos en ese tiempo, donde el influjo del pensamiento ilustrado se
extendió a todos los ámbitos, la confianza en la instrucción como necesaria para
el progreso material y moral de los pueblos hizo que numerosos autores
aventuraran teorías sobre la educación, la instrucción y los métodos didácticos.
Algunos de ellos, como los políticos de la Revolución francesa, no se
consideraron propiamente te-óricos o renovadores de la pedagogía, sino políticos
de la educación, que concebían la enseñanza como un asunto de Estado. Así, es
lugar común destacar a Condorcet, Mirabeau, Talleyrand, Lepelletier o Lakanal,
quienesdesde sus cargos intentaban poner remedio al analfabetismo o la
precariedad de los maestros mediante la creación de un sistema de instrucción
pública.
Si tomamos
la Revolución francesa como uno de los elementos clavepara entender las
diferencias entre antiguo régimen y modernidad, o entrebsolutismo y liberalismo,
hay que reconocer, como señala Julia, que no es extraño que la
educación moral constituyera la piedra angular de todos los proyectos
revolucionarios, desde el momento en que sólopor medio de la instrucción podría
asegurarse la construcción de una sociedad sobre nuevas bases. La instrucción
modelaría al hombre nuevo, alpueblo regenerado, libre de los prejuicios del
pasado.
En este
sentido, junto con la preconización de un sistema de instrucción pública,
aquellas fechas fueron el detonante para la publicación de varios catecismos no
religiosos, modelo que se exportó a Europa y América(Ruiz de Azúa, 1989, pp.
5-12). Unos estaban directamente orientados a laenseñanza escolar, pero otros se dirigían al ciudadano en general, e inclusoa la enseñanza
de adultos que se realizaba en las escuelas ad hoc. Su contenido variaba según
la ideología de los autores y de los acontecimientos del momento en que eran
escritos, incluida la forma de Estado del país delque procedían.
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ÁNGELES SOTÉS ELIZALDE
CATECISMOS
POLÍTICOS E INSTRUCCIÓN POLÍTICA Y MORAL DE LOS CIUDADANOS (SIGLOS XVIII Y XIX) facultad de
Educación. UNED Educación XX1. 12, 2009, pp. 201-2182. CONSIDERACIONES GENERALES
SOBRE LOS CATECISMOS
POLÍTICOS
Como es de
rigor, los autores que han abordado el tema de los catecismos políticos hacen
referencia al origen de la acepción, desde la etimologíadel término “catecismo”,
hasta las distintas aplicaciones que han tenido(Ausejo y Hormigón, 1999; Capitán
Díaz, 1978; Muñoz Pérez, 1987; Traffano,2007; Sagredo Baeza, 1996; Zúñiga,
2007).
Se ha
observado así que el método sencillo de preguntas y respuestas breves de
ancestrales catecismos de temática moral, filosófica o religiosa fue emulado en
otras áreas. Durante los siglos XVII y XVIII se redactaron catecismos en
diferentes campos profesionales, proliferando los políticos a finales del XVIII
—en torno a la Revolución francesa— y en el XIX.
Los
catecismos civiles y políticos han sido enfocados desde diversas ópticas. Aunque
a menudo se ha resaltado la gran influencia que tuvieron, experimentando algunos
de ellos varias reediciones, faltan bastantes datossobre su utilización real e
impacto. En cualquier caso, las investigacionespor países proporcionan
informaciones que hacen pensar que se distribuyeron ampliamente tanto para la
población en general como en la escuela.
Según Solano
Rodríguez, a raíz de la guerra de la independencia española algunos catecismos
políticos y patrióticos españoles antinapoleónicosllegaron a Inglaterra y
Austria, y fueron traducidos al alemán o adaptados.
De entre los
adaptados destacó el Kurzer Katechismus, escrito en dos versiones por Ernst
Moritz Arndt, que tuvo gran repercusión en los países germánicos a partir de
1812, con una tirada de entre 60.000 y 80.000 ejemplares. Éste y otros
catecismos, junto con más escritos propagandísticos de laépoca, intentaban dar
la imagen de que la monarquía y el catolicismo podrían ser factores esenciales
para la lucha contra el invasor
En relación
con la difusión en el sistema educativo, valga el ejemplo deMéxico, donde se
introdujo el “catecismo civil” como libro asociado a la“educación cívica”,
materia obligatoria en la Nueva España según la Ley deInstrucción de 1820. En
Puebla se reeditó el Catecismo político arreglado a laConstitución de la
monarquía española (Razo Navarro, 1999). Tras la Constitución Federal de 1857, y
a medida que se definían los programas de estudios, hubo en Oaxaca catecismos
políticos para la enseñanza primaria facilitados por el Gobierno o impresos por
el Estado.
MARÍA
ÁNGELES SOTÉS ELIZALDE CATECISMOS
POLÍTICOS E INSTRUCCIÓN POLÍTICA Y MORAL DE LOS CIUDADANOS (SIGLOS XVIII Y
XIX)...
Facultad de
Educación. UNED Educación XX1. 12, 2009, pp. 201-2183. CRONOLOGÍA DE LOS
CATECISMOS POLÍTICOS FRANCESES Y
ESPAÑOLES
Centrándonos
en Francia y en la España peninsular, presentamos enlos siguientes epígrafes una
relación cronológica de diversos catecismosque reflejan la transición entre
antiguo régimen y modernidad, a la vez quemuestran las peculiaridades nacionales
e incluso las diferencias dentro decada nación según la fecha de
redacción.
En la
mayoría había una combinación de contenidos de derecho, política y moral, con
mayor o menor peso de cada uno de esos elementos. Unoseran anónimos o de
ciudadanos desconocidos y otros los firmaban autoresdestacados del mundo de la
literatura, maestros, curas o representantes delpoder político en
activo.
Aunque en
España los catecismos políticos más conocidos son los delprimer tercio del siglo
XIX, existieron otros posteriores. No todos llevabanen su título el adjetivo
político junto al sustantivo catecismo, pero su contenido, o parte de él, podría
calificarse de político. Por otro lado, el acceso a diversos catecismos
franceses anteriores y posteriores a la Revolución francesa nos ha permitido
establecer semejanzas y diferencias y estudiar matices que pueden contrastarse
con los catecismos políticos españoles.
4.
CATECISMOS POLÍTICOS FRANCESES
4.1.
Catecismos políticos monárquicos (1787-1792)
En Francia,
en el último cuarto del siglo XVIII, en plena crisis de laMonarquía, se
publicaron varios catecismos con preguntas y respuestasacerca de la conveniencia
de la convocatoria de los EstadosGenerales y de laforma en que debían estar
representados sus tres estamentos: nobleza, cleroy tercer estado. Eran lógicas
estas consideraciones, tras haber pasado más desiglo y medio desde la última
convocatoria en 1614.
El más
extenso fue el Catéchisme du citoyen, ou Elemens du droit public français, par
demandes & réponses, suivi des Fragmens politiques, escrito por Joseph
Saige, con ediciones de 1787 y 1788.
En él se defendíandos de los que ahora consideramos derechos individuales
clásicos del liberalismo –la libertad civil y la propiedad– bajo una forma
monárquica aristocrática donde el poder legislativo residiera en la nación
–compuesta por elrey y los tres estamentos– y el ejecutivo en el rey y el
parlamento (la “Courde Paris”). En el apartado dedicado a la religión del
estado, el autor resaltaba que ésta era la cristiana católica del rito latino,
pero apoyaba las li-
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ÁNGELES SOTÉS ELIZALDE
CATECISMOS
POLÍTICOS E INSTRUCCIÓN POLÍTICA Y MORAL DE LOS CIUDADANOS (SIGLOS XVIII Y XIX).
Facultad de
Educación. UNED Educación XX1. 12, 2009, pp. 201-218bertades de la iglesia
gallicana según la Pragmática Sanción durante elreinado de Carlos
VII.
Mucho más
escuetos fueron el Catéchisme patriotique “par une bonnecitoyanne” y el
Catéchisme des Parlemens, ambos de 1788 y anónimos, centrados en aspectos
específicos. El primero trataba de las bondades del Ministro del Estado Jacques
Necker, en quien confiaba para rescatar a los ciudadanos de la esclavitud de los
nobles y hacerles conocer la beneficencia delrey; y el segundo definía a los
parlamentarios como los oficiales del rey, encargados de devolver la justicia a
los pueblos. Contrario este último a la convocatoria de los Estados Generales,
los aceptaría transitoriamente según laforma de 1614, con un voto por estamento,
y no según una nueva forma basada en el voto individual, que daría más
representación al tercer estado. Lapostura opuesta la representaba el Catéchisme
du Tiers-état, à l’usage de toutes les provinces de France, et spécialement de
la Provence, también de 1788,del aristócrata revolucionario Pierre-Antoine
Antonelle, defensor de unaasamblea de los comunes –cuyo número de representantes
fuese al menosigual al de las dos primeras cámaras– y del reparto de impuestos
entre lostres estamentos.
En 1789
aparecieron varios catecismos políticos anónimos con contenidos de tipo cívico,
moral o político, presididos por la idea del hombre creado por Dios (Catéchisme
National) o de la rendición de cuentas del monarca ante Dios (Catéchisme
Politique, Monarchique et François). Cada uno consus matices respetaba la
monarquía como forma de gobierno, siempre que elrey sometiese su voluntad
particular a las leyes de reino, según la voluntadgeneral o el bien común. Sin
embargo eran muy diferentes en cuanto a laconvocatoria de los estados generales:
mientras que el Catéchisme Politique,Monarchique et François los admitía con
muchas reservas, y siempre según
la forma de
1614, el Catéchisme National estaba a favor de la abolición de los privilegios
de la nobleza y del clero, y de su desaparición como cuerpos específicos
D E C L A R A C I O N S E P T I M A ,
De la unión.
P, Habiéndose ya fundado que no puede subsistir el • Imperio si no se unen
todos sus habitantes en un mismo culto religioso, ¿ de qué unión traíais
aquí ?
R . De la fraternidad y mutuo amor,
sin la cual es no menos temible que
se destrocen los pueblos.
P. 1 Una vez cimentada la independencia
se puede temer con fundamento que esta
unión llegue á romperse ?
R . Ya hemos dicho que la igualdad establecida entré todos los ciudadanos,
debe producir la coherencia de ideas
y de voluntades. L a discordia sin
embargo halla mil pretestos ridícu •
los de separar á los hombres, y el
espíritu nacional es el que mas V ;
d i v i d e . En todo el mundo se observa , que los reinos se oponen entre sí, dentro de un reino las provincias, dentro de una provincia las ciudades, y basta en una misma ciudad
sus diversos barrios ó cuarteles. E n -
tre nosotros es muy antigua, y hoy
pudiera ser funestísima aquella
odiosa distinción entre españoles europeos y americanos.
Comentario: Este catecismo abarca los de la independencia y sus preguntas comprende este suceso preguntas;como ¿que es independencia? ¿que países están en independencia? en ¿cuantos gobiernos de dividen? y desde luego la religion.
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