En 1908 justo Sierra puso en manos del Congreso Superior de Educación Pública un proyecto de Ley de Educación Primaria para el Distrito Federal y los territorios. la ley proyectada debería precisar la naturaleza y fines de los servicios que regiría; la cuestión era definir el concepto que se iba a manejar: educación o instrucción.
Justo Sierra se pronunció por el concepto de educación, y la Ley lo define en su Artículo 1°: "Las escuelas primarias oficiales serán esencialmente educativas; la instrucción en ellas se considera sólo como un medio de educación".
En una sesión posterior el concepto fue enriquecido y reforzado por el de educación integral; es decir, por la idea de una educación equilibrada, que produzca el desarrollo armónico del ser humano en lo físico, lo integral y lo moral.
La Ley de 1908 agrega la educación estética; también el concepto de educación nacional.
Se entiende por educación nacional la introducción al estudio de la historia patria, de la geografía elemental de México y del civismo constitucional mexicano. Se llama lengua nacional al español de México.
La Ley recomienda expresamente que los educadores se empeñen en desarrollar, en sus alumnos, el amor a la patria mexicana, la fidelidad a sus instituciones y la consagración entusiasta a la empresa del progreso de la Nación y el perfeccionamiento de sus habitantes.
El laicismos escolar se explicó en la Ley como una escuela que no profesa ni combate religión alguna; que no enseña ninguna religión por no violentar la conciencia de los fieles de otras religiones; como una escuela neutral en materia religiosa de Estado, en garantía de la libertad de religión y de la igualdad de todos los credos religiosos ante la ley.
La educación obligatoria es una de los temas más temidos por sus implicaciones prácticas y por las naturales limitaciones de su aplicación.
Justo Sierra decía:"Creo de mi labor manifestar, no solo en nombre del magisterios, sino del gobierno, que este órgano político del Estado tiene por su deber encargarse de la educación pública, única manera de que el servicio de enseñanza, que está sobre todo encarecimiento, pueda desempeñarse debidamente". Al hacer esta declaración formal, el gobierno afronta las consecuencias y responsabilidades consiguientes y las asume, no sólo por convicción, sino en virtud de autorizaciones formales del poder legislativo.
Esta declaración rebasa los límites de la contradicción polémica y se eleva a la altura de la teoría del Estado; éste se hace cargo de los interese de la nación. Reconoce el gobierno el supremo deber de impartir educación al pueblo y subraya la obligación de todos de cooperar en la consecución de meta tan importante como un deber de todos con la patria.
La actividad política de Justo Sierra
fue intensa y diversificada durante el régimen de Porfirio Díaz. Llegó a ser
historiador, maestro, periodista, tribuno, filósofo y poeta. Abogado desde 1871,
había ocupado cargos importantes en el poder judicial, incluso el de Ministro de
la Suprema Corte.
Interesado en la educación colaboró con Joaquín Baranda y Justino Fernández, ambos ministros del entonces Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, el primero de 1882 a 1901, y el segundo de 1901 a 1904, profesó la filosofía positivista hasta por lo menos 1910; propició la fundación del Ateneo de la Juventud a principios del siglo XX, proclamó el papel de la ciencia como factor de bienestar de pueblo. Justo Sierra tenía desde sus inicios como funcionario porfiriano la idea de la autonomía en la administración de la educación pública.
Interesado en la educación colaboró con Joaquín Baranda y Justino Fernández, ambos ministros del entonces Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, el primero de 1882 a 1901, y el segundo de 1901 a 1904, profesó la filosofía positivista hasta por lo menos 1910; propició la fundación del Ateneo de la Juventud a principios del siglo XX, proclamó el papel de la ciencia como factor de bienestar de pueblo. Justo Sierra tenía desde sus inicios como funcionario porfiriano la idea de la autonomía en la administración de la educación pública.
Fue hasta 1905
en que Porfirio Díaz aceptó separar del Ministerio de Justicia el ramo de la
instrucción pública para hacer una nueva Secretaría de Instrucción Pública y
Bellas Artes, cuya titularidad estuvo a cargo de Sierra del 1º. de julio de 1905 al 24 de marzo de 1911.
Este cambio
significó para Sierra que el presidente Díaz había comprendido que la educación
pública en el país era tan importante como la transformación económica. La
asignación presupuestal fue mayor cada año, pero mínima comparada con lo
asignado al Ministerio de Guerra, que acaparaba la cuarta parte del presupuesto
total. En este año, del total de mexicanos, el 85% de la población era
analfabeta.
De acuerdo con
registros, para 1910, México tenía 15.2 millones de habitantes, el 71 por ciento
vivía en zonas rurales; el 58 por ciento tenía 14 años o menos, y 81.5 por
ciento de la población adulta era analfabeta.
Al hacerse cargo
del ministerio, Sierra se propuso realizar dos cosas: la primera, consistía en
transformar la escuela primaria, de simplemente instructiva, en esencialmente
educativa con la participación directa del Estado, en un organismo destinado, no
a enseñar a leer, escribir y contar, como se pretendía antes, sino a pensar, a
sentir y a desarrollar en el niño al hombre. La segunda era la de organizar los
estudios superiores.
En la ley de
1908 se promulgó de una manera más concreta y fundamentada su pensamiento
educativo y con ella pretendía alcanzar el primero de sus objetivos: la idea de
que la educación oficial sería esencialmente educativa; la instrucción se
consideraría como medio de educación, y declaraba obligatoria la educación
primaria.
El argumento
empleado por Sierra para justificar la transformación a una escuela primaria
educativa con la participación del Estado, fue “...el estado debe encargarse de
buscar en el niño al hombre físico, moral e intelectual, debe procurar el
desarrollo armónico de sus facultades, de estos tres modos de ser, y añadir
otro, el modo estético, es decir, educar la facultad de concebir lo bello y
formar el gusto”.
En este programa
se buscaba principalmente desarrollar en los educandos el amor a la patria, a
sus instituciones y contribuir al progreso del país. El perfeccionamiento de sus
habitantes sería integral, es decir, tendería a producir simultáneamente el
desenvolvimiento moral, físico, intelectual y estético de los escolares. Además
la educación debería ser laica, absteniéndose de enseñar, defender, o atacar
ninguna de las religiones y, además, sería gratuita.
La gran obra
moral de la escuela laica consiste en inculcar la verdad, infundiendo en la
niñez los hábitos de amor a la verdad que son, la clave de toda educación moral.
En el artículo 4º. de la Ley de 1908 se incluyen
preceptos que pueden llamarse de orden pedagógico.
El maestro Justo Sierra,
consideraba que la educación moral ayudaría a la formación del carácter por
medio de la obediencia y disciplina, así como por el constante y racional
ejercicio de sentimientos, resoluciones y actos encaminados a producir el
respeto a sí mismo y el amor a la familia, a la escuela, a la patria y a los
demás. La educación física, obtenida por las medidas de profilaxis
indispensable, los ejercicios corporales apropiados y por la formación de
hábitos de higiene. La cultura intelectual, el que se alcanzará por el ejercicio
gradual y metódico de los sentimientos y la atención, el desarrollo del
lenguaje, la disciplina de la imaginación y la progresiva aproximación a la
exactitud del juicio. Y por último, la educación estética, que se efectuará
promoviendo la iniciación del buen gusto y proporcionando los educandos
nociones de arte adecuadas a su edad.
Justo Sierra
consideraba que era imprescindible que la educación fuera laica, conforme su
declaración:
estamos
obligados a no herir esta delicadísima fibra del corazón humano, que se llama el
amor por la fe que se profesa, y que es precisamente la que pulsa la Iglesia
para mantener vivo, sin lograrlo, por fortuna, el odio de la mayoría de la
población de la República hacia nuestras libres instituciones... Toca al
escritor, al filósofo, el historiador, combatir la doctrina con la doctrina y
denunciar y refutar las ideas que desde la cátedra católica niegan la
legitimidad de cuanto constituye las condiciones de vida de la sociedad actual.
Pero esto no lo puede hacer el Estado, no puede convertirse en sectario, porque
representa la totalidad nacional y de lo contrario rebajaría su papel al nivel
de los odios religiosos y su misión de justicia quedaría fundamentalmente
adulterada por esta suerte. En cambio debe no sólo reprimir, sino prevenir el
mal y combatir resueltamente, y para ello es la escuela un instrumento
maravilloso, cuando a transformar a las generaciones venideras en enemigas de
las teorías sobre las que se basan la sociedad y el estado mismo.
También reformó a siete
los años de escolaridad, es decir, cinco para la educación primaria elemental y
dos años de educación primaria superior. Esto motivado por las diferentes
circunstancias sociales prevalecientes en la época en el país, lo que en muchas
ocasiones originaba que la mitad de la población usuaria únicamente cursara
algunos primeros años, por lo que las materias eran las mismas que las de la
primaria elemental sólo que vistas con mayor amplitud.
Al respecto declaró: “Un
niño no educado no puede ser un buen mexicano. La educación de cuatro a cinco
años comprende al niño de seis a catorce años. La educación primaria elemental
para llegar a su completo desarrollo, necesitará cinco años en vez de cuatro”.
En el artículo 5º. de la Ley de 1908 se intenta alejar al niño del campo de lo
abstracto. Primero por el abstracto y después por el terreno de lo concreto. “Es
necesario que vea los objetos, que palpe las cosas, que conozca las cosas, que
conozca la naturaleza en sus funciones más sensibles, para poder llegar después
a la concepción de las ideas generales, que propiamente se llaman ideas
abstractas y que se llaman así porque abstraen de las cosas las ideas”.
Como parte de las
innovaciones que trajo esta reforma educativa se enlistan a continuación las
siguientes:
1. La enseñanza obligatoria de los trabajos
manuales. Justo Sierra consideraba que “El trabajo manual ha sido
considerado, como un medio especial de fomentar en el niño aptitudes y
facultades especiales que, desarrollando su destreza manual, desarrollan su
destreza óptica, y contribuyen también a facilitar la formación de sus ideas,
cultivando en él las aptitudes de invención y creación que constituyen un modo
importantísimo del desarrollo intelectual”.
2. En cuanto a la economía política, los
elementos de teneduría de libros y las nociones de topografía fueron suprimidas.
Además, implantó el uso del libro de texto basados con la ideología del
contenido científico en la educación. Fue autor del texto “Historia patria” para
primaria e “Historia General” para preparatoria.
3. El impulso a las escuelas de adultos, es
decir, de los niños que han pasado ya de la edad escolar, o de los hombres que
forman parte de las clases obreras, y que no han podido recibir la educación
elemental primaria o no han podido completarla. Aunque ya existían eran
necesario transformarlas, porque se quiere la educación del obrero como se
quiere la educación del niño.
4. Fundación de las escuelas para niños
deficientes, niños que no pueden llegar al mismo tiempo de que los otros a un
desarrollo suficiente para poder aprovechar de los elementos educativos.
Problema de especial estudio por alemanes y de Estados Unidos, en el que una vez
que el niño ha recibido el trato y enseñanza especial, deberá ser reintegrado a
las escuelas normales.
5. La obligatoriedad de la instrucción
primaria. Quedando como encargada de su cumplimiento a la autoridad política.
Sierra consideraba que la capital del país era la zona más difícil de hacer
cumplir la ley, porque en ella había mayor cantidad de recursos para eludir la
obligación.
Por otra parte, en abril
de 1910 se promulga la Ley Constitutiva de la Escuela Nacional de Altos
Estudios, perfeccionando en ella los estudios que se hicieran en las escuelas
nacionales preparatorias y en las escuelas de jurisprudencia, Medicina,
Ingenieros y Bellas Artes, así como desarrollar investigación científica y
formar profesores para escuelas secundarias y profesional. El 22 de septiembre
de ese mismo año, se inaugura la Universidad Nacional de México, proyecto
prominente de Sierra, y reclamando su autonomía, pero no es hasta 1929 que le es
concedida.
Sierra pensó que en una
universidad de tipo moderno, una agrupación orgánica de institutos, docentes y
de investigación no pretendió exhumar el tipo de universidad colonial, pero la
naciente no podía tener la estructura de la otra.
En suma, se puede afirmar
que el Positivismo, aunque tuvo diferentes enfoques, fue fundamental en la
construcción política mexicana, una vez finalizados los tiempos de guerra y
descontento social, que prevaleció durante tanto tiempo. Contribuyó con fuertes
conceptos y valiosa ideología que permitió cimentar las condiciones de un cambio
de vida e incluso más parcial, en todo el país.
Por otra parte, la reforma
educativa tuvo tanto impulso y aprobación que es latente aún en nuestros días, y
con base en ésta, mucha de la gente pobre que vive en el país, ha podido tener
acceso a la escuela, aunque no se sabe, a ciencia cierta si esto sucedió porque
se volvió obligatoria la instrucción, pero lo cierto es que generó una
importante disminución en el analfabetismo entre la población
mexicana.
Comentario: justo sierra crea esta ley para por que consideraba transforma ala escuela primaria para que no solo fuera instructora si no educativa para que pensaran, sintieran, desarrollaran y sobre todo lo aplicaran en la vida diaria por esto crea esta ley para poder organizar los estudios.
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